Descripción Exterior:
El término mudéjar ha sido uno de los más controvertidos de la historia del arte. Actualmente entendemos como mudéjar al arte generado durante la Baja Edad Media en territorios peninsulares de dominación cristiana, fruto de la confluencia de las diferentes culturas coexistentes. En el arte mudéjar se mezclan desde elementos románicos y góticos hasta tradiciones y modos de construir musulmanes, aprendidos y asimilados durante los siglos de permanencia en nuestra geografía. Esa convivencia de ambas culturas, la ibérica y la hispanomusulmana, creará un estilo híbrido que se aplicará a todas las tipologías, abarcando desde los modos de construir hasta la decoración.
La conocida como “Casa Múdejar” es de los pocos ejemplos de este estilo que encontramos en la ciudad y la mayoría de los estudiosos la fechan entre finales del siglo XIV y principios del XV. Está situada en la estrecha c/ Olmos y fue adherida al solar colindante, el Palacio de los Golfines de Arriba. Como podemos imaginar, se trata de un edificio de arquitectura humilde, que probablemente proliferase a lo largo de los siglos XIII, XIV y XV. Con el paso de los años, estos edificios más modestos fueron desapareciendo al anexionarse en irregulares solares que darían lugar a recias casas fuertes, más propias de una ciudad de realengo como Cáceres.
La planta baja de la vivienda es de mampostería, un tipo de muro compuesto a base de piedras irregulares unidas con argamasa, sobre la que se levanta un segundo piso muy original: en una franja de ladrillo destaca un vano geminado, (gemelo o de dos arcos), que apoya sobre una fina columnilla -o mainel- y enmarcado en una moldura denominada alfiz. Los dos arcos que lo forman son túmidos, es decir, arcos de herradura apuntados, un tipo de influencia almohade muy usado en el primer mudéjar extremeño. La fachada se halla coronada por un friso en zig-zag colocado a sardinel (con su cara inferior hacia el exterior), elemento puramente decorativo que pone al descubierto la intención estética de la fachada. En la misma línea encontramos el friso de la izquierda, en esquinilla, que enmarcan una serie de pequeñas ventanas.
El ladrillo, protagonista indiscutible de la fachada, es uno de los elementos característicos del arte mudéjar, que era aplicado tanto como elemento constructivo (en bóvedas o muros) como ornamental. No debemos olvidar que es uno de los materiales más difundidos desde la Antigüedad, adoptando diferentes medidas en cada cultura. Muy usado en Oriente Medio y en la cultura romana, los musulmanes difundieron el ladrillo de forma rectangular.
Por último citar los ejemplos mudéjares más interesantes de la ciudad, como son la parroquia del Espíritu Santo, a las afueras de la ciudad, y algunos arcos ojivales ejecutados en ladrillo, de los que existían varios a principios de siglo y, en la actualidad, tan solo podemos apreciar el de la calle Caleros.